No sabe si le duele la columna o la vida.
No sabe si esas lágrimas que no puede detener, son por los pinzamientos o por el sinsentido del mundo.
No sabe si camina encorvado porque el dolor aprieta o porque tiene miedo de ver la realidad.
Pero va a andar, como pueda, los cien metros que lo separan de la farmacia.
Para lo otro, todavía no se fabricó una pastillita blanca de venta libre..
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